miércoles, 14 de julio de 2010

LOS NUEVOS GENTLEMEN




La obra de Alan Moore, de la que esperábamos ansiosos el tercer volumen, se ha convertido en un experimento que trata de aunar TODA la ficción literaria del siglo anterior, dejando de lado el reconocible equipo que vimos trasladado al cine, y asumiendo nuevas encarnaciones de la Liga, de los que sólo quedan Mina y Quatermain rejuvenecido. No se nos cuentan sus aventuras con Randolph Carter contra las criaturas de Lovecraft, ni se nos narra cómo conocieron al Próspero de Shakespeare ni a Orlando (nueva adquisición junto a Carnacki y el ladrón Raffles). Lo peor es que el segundo volumen es en los sesenta, y el último en la actualidad, así que esto se ha terminado. Ya no es la liga, sino otra cosa. Y es que cuando todos esperábamos más aventuras incardinadas en ese mundo victoriano, Alan Moore sorprende nuevamente tirando la casa por la ventana, y ninguno sabemos por dónde va a tirar. Aunque en los sesenta mezclará psicodelia y magia, eso seguro. Y seguirá aunando a los arquetipos fantásticos de cada década.

1 comentario:

El conde dijo...

Creo que Alan Moore se ve a sí mismo, ya no como el genial guionista de cómics que fuese en los ochenta, sino más bien como una especie de maestro-gurú iniciático del mainstream. Tómese ello como algo negativo si se quiere, aunque tras leer este 1910 y ver lo que se nos viene encima con sus siguientes entregas (y tras repasar en general sus obras maestras) podríamos estar hablando de un tío que va a intentar condensar en un único guión prácticamente todos los principales elementos mitológicos y culturales de nuestra era. Y eso me da escalofríos, porque creo que Moore es capaz de lograrlo y dar con ello su definitivo puñetazo en la mesa.