viernes, 25 de diciembre de 2009

DE CÓMO ME METÍ EN ESTO DE LOS CÓMICS...

Debía de tener unos, qué se yo, 7 u 8 años. Que yo recuerde, toda mi vida he leído cómics, los que pillaba por ahí, Mortadelos, tebeos sueltos de superhéroes, Capitán trueno suelto, Astérix, Tintin... estaban ahí, y los devoraba sin más, sin coleccionar.



 Un  día, un buen amigo de la época, al que ahora no puedo ni ver, me enseñó su casa y en el cuarto de su hermano, que era mayor que nosotros, estaba su colección de cómics. Comparada con la que tengo ahora no es nada, pero era bestial para mí entonces. Tenía muchas series, todas de Marvel de cuando los primeros tiempos de Planeta (su famoso formato Fórum): 4efe, Patrulla, Spiderman... Lo que me llamó la atención y me pareció lo más grande fue que había encuadernado un par de series en tomos de a veinte números Forum a saber: Spiderman y Daredevil. De la serie de Spiderman, que debe ser la primera que me prestó el hermano por aquello de que es Spiderman y supongo que por conocerlo debió pensar que me gustaría más, apenas me acuerdo de nada: que empezaba con una historia del personaje, y tenía algunos villanos ridiculos como Will el-del-mechón.

En la niebla del recuerdo creo haber comprado y leido un número de Daredevil que me dejó grabadas unas imágenes: su portada, con un primer plano de una extraña mujer con una máscara clavada en un cuchillo grande, una escena en un cine donde atravesaban a un hombre con un cuchillo y se veía el bulto del ídem que, aunque atravesara una butaca de cine y carne y hueso no podía con una simple tela de algodón, y algo un poco más tonto, ver a personajes utilizando cuerdas de tender la ropa para saltar por los edificios (yo no podía lanzar telarañas ni batarangs con cuerdas, pero las cuerdas de la ropa estaban en el lavadero de casa...)




Aún así, cuando leí Daredevil de Frank Miller (en su momento no nos planteábamos quiénes eran los autores de los comics) en dos tomos de 20 números cada uno, me dije: yo quiero tener libros de cómics tan chulos como estos. Pero había un problema: si quería hacerlo, tenía que ser desde el número 1.Y en Almería a mitad de los 80 pues como que no encontrabas números atrasados, ni siquiera te lo planteabas. Tampoco salían series nuevas tan a menudo. Y encima eran mensuales, tardaría una eternidad en juntar los 20 números reglamentarios. Ademásmi amigo me dijo que tuviera cuidado con los tamaños de los cómics, debían de ser tamaño grande para que se encuadernaran bien y no tapar letras. ¿Solución? Afortunadamente, salió una serie semanal que cumplía todos los requisitos: Dragones y Mazmorras. Sin embargo, perdí unos cuantos en semanas que no pude comprar o se gastaron muy pronto, o se me rompieron los ejemplares.



Inasequible al desaliento, seguí comprando cómics pero, mira tú por dónde, apareció una pesadilla en los quioscos llamada "formato americano": de repente, los cómics encogieron. Para entonces, ya había caído en la red comiquera y seguí comprando cómics (a partir del número uno, claro): Infinity Inc. de DC cómics (porque salía en la portada entre muchos una tía verde que confundí con Hulka), o...

 Capa y Puñal, personajes molones que salían en los tomos de Spiderman de mi colega, etc... Mala suerte que llegara siempre el verano y tuviera que perder los números estivales porque a mis padres les molaba veranear en Aguadulce, donde no había un maldito quiosco en condiciones.

Así que intentaba seguir los comics nuevos con el formato pequeño, hasta que un buen día, ¡oh milagro! ¡una serie nueva en formato grande! Robocop: mitad hombre, mitad máquina, todo policía. Vale, no era un superhéroe. Vale, no había visto la peli. Vale, los cómics eran una mierda. ¡Pero eran grandes, y a partir del número 1! ¡Por fin podría hacerme un tomo! Así que puse mis esperanzas en ello, y seguí Robocop mes a mes (desintoxicándome con otros cómics que me gustaban, entre ellos Animal Man de Grant Morrison que empezó por esa época). Pero el destino me la jugó de nuevo: a la altura del número 14 o así, ¡van y cambian el formato de la serie a pequeño, así sin avisar! Ni os podéis imaginar el cabreo. ¿Qué iba a hacer ahora? A situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Mandé a mi padre a la imprenta a encuadernar los primeros 10 numeros de Robocop y a tomar por culo la serie, que era una mieeeerda de las gordas.





Para entonces, ya era un friqui de los buenos, y más adelante rompería un par de tabúes que he descrito anteriormente y me hice un tomo que sí vale la pena: los 26 números de Morrison en Animal Man ( ¡no son 20! ¡Y formato USA!). Aunque en el lomo me escribieron "Animal Mam". AAAAARGH!

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